Sitio en construcción.

Por el momento no está disponible para dispositivos móviles.

icono_subir

Presentación del libro «RAMÓN DÍAZ, una biografía intelectual»

En la sala Magna del Piso 40 del WTC, se realizó la presentación de “Ramón Díaz, una biografía intelectual”, de Hernán Bonilla, presidente y fundador del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED).

Ricardo Peirano, Margarita Díaz, Hernán Bonilla e Ignacio de Posadas

Durante la actividad, que contó con la asistencia de integrantes de la familia de Ramón Díaz, amigos y autoridades nacionales, participaron el ex ministro de Economía Ignacio de Posadas, el director del diario El Observador Ricardo Peirano y del diputado de la Nación Argentina Ricardo López Murphy.

La presentación comenzó con palabras del director ejecutivo del CED, Agustin Iturralde, quien dio la bienvenida en nombre de la institución. “Hoy se presenta el fruto de muchos años de trabajo de nuestro presidente y fundador, Hernán Bonilla, que viene a llenar un espacio en la discusión pública de nuestro pais de uno de los principales intelectuales de la historia”, afirmó.

A continuación en nombre de la familia, Margarita Diaz explicó cómo surgió la idea de esta obra. “Queríamos plasmar en un libro la inmensa productividad de papá en todas la áreas de desarrollo intelectual y pensamos que lo mejor sería un libro y elegimos a Hernán como nuestro autor. Esto sucedió cuando papá todavía vivía, pasaron cinco años y finalmente el libro salió y estamos muy orgullosos con este trabajo”, expresó. Además, agradeció la colaboración de Manfredo Cikato, Nicolás Herrera y el estudio Guyer y Regules, de Ricardo Lopez Murphy, que “desde Buenos Aires lucha por las mismas ideas y hoy nos acompaña a través de un video”.

Margarita Díaz, hija de Ramón Díaz, se dirigió a los invitados en Piso 40 del WTC

Díaz agradeció también a Hernán Bonilla por actualizar y escribir un último capítulo en la “Historia económica del Uruguay”, y a Mariana Zabala, editora de  ambas obras.“Estamos muy contentos por la segunda impresión de la “Historia económica” como un legado de papá para el país que es útil para estudiantes y para todos los que quieren conocer la historia uruguaya”. Para cerrar, se refirió a la página web www.ramondiaz.uy en la que se están rescatando los artículos que Ramón Díaz escribió para la revista Búsqueda y para el diario El Observador. “Mi padre fue un estudioso, un trabajador y siempre se jactó de que nunca dejó de escribir, ni una sola semana al año. Yo estudié toda mi carrera de medicina levantándome a las cinco de la mañana mientras mi padre también estudiaba y escribía, primero para Búsqueda y después para El Observador, todas las semanas del año. El sitio web está disponible para todos los que quieran conocer el pensamiento de Ramón Díaz y este libro se suma a la difusión de sus ideas”.

A continuación se emitió un video grabado por el diputado de la Nación Argentina Ricardo López Murphy quien lamentó no haber podido estar presente en Montevideo para dialogar sobre la vida y la obra de Ramón Díaz. Según contó cuando se conocieron en 1984 sus discusiones se centraban en temas económicos pero con el tiempo y a medida de que su afinidad aumentaba, empezaron a almorzar una vez por mes para hablar sobre otros tópicos. “Él era muy versado en muchos temas y, por supuesto, que nuestro intercambio siempre era desigual porque Ramón era inmensamente culto”, relató. “Nuestras discusiones -cuando digo discusiones me refiero al sentido que tiene discussion en inglés- me refiero a una conversación sofisticada casi como un seminario donde practicábamos un intercambio desigual. Yo siempre aprendía y me llevaba una reflexión o una lectura para hacer”, añadió López Murphy. 

El director del diario El Observador, Ricardo Peirano, continuó con la oratoria en el Piso 40. “Es de estricta justicia y de importancia para Uruguay la publicación de este libro sobre el doctor Ramón Díaz, una de las figuras intelectuales más importantes de la vida del país en el último siglo y claramente de los últimos 50 años, donde su prédica cambió de modo radical la historia de las ideas económicas y políticas de nuestro país”, inició su discurso. 

Esta biografía intelectual es tan compleja porque más allá de los dos mil artículos que publicó, siendo una pluma inconfundible en Búsqueda y en El Observador, Díaz también aportaba importantes conocimientos en otras áreas, incluso en el fútbol.

Peirano recomendó la lectura de esta biografía al considerarlo una persona enciclopédica en sus pasiones, en sus gustos y en su afán de abarcar distintos campos. Fue uneconomista que se explayó y se dedicó a los fundamentos teóricos de la economía y a su aplicación práctica, pero también como abogado fue muy importante su concepto del derecho y la aplicación del derecho en nuestro país, su defensa de las garantía individuales. “Destaco su lucha para eliminar el presumario secreto, que tuvo vigencia hasta mediados de la década del 80, y que tenía una aceptación pacífica en toda la doctrina procesal penal y Ramón hizo una fuerte campaña contra eso. Recuerdo que en las páginas de Búsqueda tuvo un fuerte debate al respecto con el doctor Enrique Tarigo y realmente nos hizo caer las escamas que teníamos en los ojos al respecto de que un juez pudiera investigar a una persona sin que esa persona supiera que estaba siendo investigada y sin que su abogado tuviera información al respecto. La derogación fue un paso enorme para este país”, señaló.

Entre los asistentes al homenaje a Ramón Díaz se encontraban familiares, autoridades del CED y compañeros del intelectual uruguayo.

Peirano destacó sus ensayos referidos a las relaciones entre la economía, la moral y la religión, y su tarea vital en la reconstrucción de la historia económica del Uruguay en ese libro en el que reconstruyó series del PBI, de la recaudación, del crecimiento de la economía en el siglo XIX en el que no había datos. Díaz participó en el mundo académico internacional, convirtiéndose en el único presidente sudamericano de la sociedad Mont Pelerin en 1998. Al preguntarse cuál sería el aporte fundamental de Ramón Díaz a lo largo de su vida y de su prolífica obra, sin dudar, afirmó que sería la defensa de la libertad, “la defensa de la libertad a secas, de la libertad sin adjetivos, de una libertad que él consideraba indivisible, en todos los campos porque él lo vivía así”. 

El director de El Observador lo describió como un defensor implacable de la libertad en todas sus aspectos y sobretodo un intransigente defensor del Estado de Derecho, de las garantías individuales y de los derechos del individuo. Fue un hombre que asumía riesgos para defender sus ideas que lo llevaron a ser detenido en dos oportunidades y a causa de sus artículos la revista Búsqueda estuvo clausurada varias veces. Sin embargo, nunca se dejaba llevar por el desaliento. El libro rescata su optimismo en todas las circunstancias, “era como un quijote que frente a todas las circunstancias sabía que podía y tenía que hacer más para luchar frente a los monopolios legales contra las empresas del estado, contra el presumario secreto para lograr la apertura comercial que él tanto defendió que era vital para el país y que aún seguimos y hoy lo vemos las dificultades que conlleva y cada una de estas batallas las llevaba adelante con singular ánimo”. 

Para referirse a la generosidad de Ramón Díaz, Peirano contó una anécdota personal. “En 1972, él inició la revista Búsqueda con Ramiro (Rodríguez Villamil) en el piso 3 del edificio Artigas en el estudio del doctor García Capurro donde trabajaban de forma impresionante para sacar este cuadernillo que parecía una carta entre amigos pero que era muy influyente. Durante la huelga en la Universidad mi padre le pidió un trabajo para mí y Ramón me pidió que leyera la prensa todos los días y recortara las noticias más importantes para que él después pudiera escribir un artículo. Y así pasé todo ese año, sumamente contento porque estaba contribuyendo a la causa de Búsqueda, y además por si eso fuera poco, me daba clases de economía en su casa. No sé de donde sacaba tiempo, tal vez Margarita lo sepa, le robaba horas al sueño, a la familia pero siempre estaba dispuesto ayudar al que veía con ganas de aprender”. 

Para culminar, contó otra anécdota que está incluida en el libro cuando en 1981 lo acompañó a una de las reuniones de la Sociedad Mont Pelerin en Valparaíso y en una excursión a Viña del Mar compartieron el viaje con Milton Friedman y su esposa Rose. “Yo presencié la charla entre Ramón y Friedman sobre la teoría monetaria o alguna cosa, porque obviamente no pude decir ni mu. Para mí fue una delicia presenciar ese gran debate intelectual”, agregó Peirano que considera a Ramón Díaz su profesor, su maestro y sobretodo su gran amigo. 

A continuación, tomó la palabra el ex ministro de Economía Ignacio de Posadas quien calificó al libro como una iniciativa brillante. Primero porque recuerda una vida muy especial y porque contribuye a consolidar un legado intelectual excepcional que no debe pasar al olvido. “La obra de Hernán alcanza esos dos objetivos y lo hace con una profundidad fantástica”, afirmó. La primera parte más biográfica rescata el encuentro con la persona, con la riqueza y la fuerza de toda su personalidad y la segunda parte es una reseña muy completa y fundada del pensamiento de Ramón Díaz.

“La parte biográfica capta esa original riqueza de la personalidad de Ramón, inquieto hasta el punto de ebullición que no le costaba mucho alcanzar, un hombre enciclopédico en sus intereses y en su profundidad, que llegó al limite de aprender griego y hasta me dijo que quería aprender japonés, no sé si lo habrá hecho…y Ramiro me confirma que sí”, añadió mirando hacia su amigo Ramiro Rodríguez Villamil. 

De Posadas contó que Díaz no siempre gozaba del beneplácito general ya que no era fácil coincidir en todo con él y además tenía “una tendencia a subir de cambio rápidamente pero nadie podía menospreciar sus argumentos, no daba el brazo a torcer jamás pero al mismo tiempo ofrecía una amistad sincera, sin vueltas ni dobleces. Uno sabia que cuando era amigo de Ramón era amigo de Ramón”. 

Recordó que a Díaz le costaba enormemente tolerar algunas cosas como por ejemplo la chatura y la deshonestidad intelectual que, especialmente, lo sacaba de las casillas. “Ramón tenía mucho del converso y lo fue por partida doble, intelectual al liberalismo y espiritual al catolicismo, a propósito yo no conocía la anécdota que su conversión espiritual había sido gatillada involuntariamente por una invitación de mi hermano mayor Luis en la cual conoció al padre Goycochea  y no me sorprende que de ahí tuvo su primer despertar espiritual”, agregó.

Uno de sus primeros encuentros, según recordó De Posadas, se daban mientras esperaban que les bajaran sus autos en el garaje Artigas, de la calle Rincón, y en ese tiempo tan corto les daba para meterse en discusiones feroces. Más adelante, en el gobierno de (Luis Alberto) Lacalle padre compartieron años muy duros pero también fructíferos. De Posadas ejemplificó su sentido del humor con un par de anécdotas, una cuando le ofrecieron la presidencia del Banco Central y la segunda que se dio durante una reunión de la Comisión de Hacienda donde se votaba el proyecto ajuste fiscal.

Asimismo, remarcó su lealtad con otro recuerdo cuando Díaz presidía el Banco Central y De Posadas como ministro de Economía viajaron al Fondo Monetario en Washington. “Nos sentamos con el director gerente del fondo e inmediatamente le empezaron a hablar directamente a Ramón y yo era un cero a la izquierda, y entonces les dijo que se refirieran a mí porque yo era el ministro de economía”.

Por último, subrayó la marca que Díaz dejó en la cultura de la sociedad uruguaya. “Ramón dio una batalla necesaria, una batalla que fue exitosa en gran medida pero que bueno que nunca termina y el libro de Hernán creo que va a ser una contribución imprescindible para quien tome las banderas que en su momento sostuvo Ramon y que no deben ser abandonadas”, concluyó.

Hernán Bonilla, autor de «Ramón Díaz, una biografía intelectual», lo definió como el principal autor liberal de los últimos 100 años.

Para cerrar la presentación, el autor Hernán Bonilla agradeció a la familia de Díaz por haberlo convocado, a Manfredo Cikato, a Ramiro Rodríguez Villamil -compañero de tantas iniciativas-, a quienes prestaron sus testimonios y les facilitaron documentos, archivos, correos electrónicos internos del estudio Guyer y Regules, y trabajos que el economista y abogado presentó en la Sociedad Mont Pelerin.”Haber leído toda su obra fue un viaje fantástico”, acotó. 

Confesó que le resultó un libro difícil de escribir por su vasto aporte en artículos para Búsqueda y El Observador (allí publicó más de 2000), sumados a todo lo que escribió para el exterior y en otros medios. “Ramón fue un hombre excepcional en muchos sentidos, poseía una inteligencia privilegiada y una cultura inigualable. No era indiferente a nada y claramente hay una línea vertebral de su pensamiento en todas las áreas en las que abordó que es la defensa de la libertad. Además, quiero destacar su enorme coraje”, contó. Danilo Arbilla hablaba de su valentía en esos tiempos de la dictadura, muy complicados para muchos pero en particular para la prensa en los que defendió a los periodistas y a su publicación. Decía lo que pensaba tuviera las consecuencias que tuviera. Y las consecuencias fueron la clausura de Búsqueda en varias oportunidades y la detención de Díaz. “Ramón iba a declarar a cada rato, sus alumnos recuerdan que faltaba a clase porque estaba detenido. Después de la primera suspensión de Búsqueda de dos meses, publicaron Aferrados a lo nuestro, ese era el título de su editorial en el que decía varias cosas interesantes”, recordó. Bonilla leyó un par de frases de Díaz: “Las libertades ahora y siempre no son un don gratuito, hay que cotejarlas con amor y ganarlas con esfuerzo”. Y sobre el final  acotó: “El dialogo nacional que reclamamos tiene que desarrollarse en un lenguaje acorde con su gran jerarquía. Cuando su tema sean los actos de gobierno el lenguaje no puede ser inhibido en su independencia por el temor a la autoridad, si confundimos el respeto debido con la obsecuencia y el servilismo estamos perdidos… prefiero morir y hablar a mi manera que hablar a la vuestra y vivir. La dificultad no está en evitar la muerte sino en evitar la indignidad”.  “Creo que es una de las páginas más valientes que se publicaron en los años de la dictadura, afirmó el autor. 

Para culminar, Bonilla resumió el legado de Ramón Díaz. “Su aporte fue enorme en temas del derecho, de la justicia, en la reinterpretación de nuestra historia, creo que nadie que lea de buena fe los datos de la historia económica de Uruguay pueden seguir pensando Ramón no tiene razón. Ramón hizo una reconstrucción estadística muy acertada que después con los trabajos más profundos sobre la reconstrucción del PBI que hizo Luis Bértola en Facultad de Ciencias Sociales cierra perfecto con la descripción de nuestra historia liberal. Un gran siglo XIX y un siglo XX de retroceso constante con el dirigismo, con el proteccionismo y el estatismo. El libro La historia económica de Uruguay de Ramón es el mejor libro de historia económica de Uruguay, es un libro indispensable para entender nuestra historia en general, es uno de los grandes libros de filosofía política. Espero que encuentren las múltiples facetas de Ramón con igual inteligencia, cultura y rigor con el que escribía”, señaló. 

Su reflexión final: “en tiempos en que, en estos tiempos en que el liberalismo está tironeado por distintos lados, tantos autores hablando de la crisis del liberalismo, en tiempos en el que el liberalismo adopta, creo que le roban el nombre, actores pintorescos con contenidos complejos en que parece esta cosa rara que algunos llaman libertarios, el liberalismo de Ramón es un liberalismo de raíz filosófica, profundo, no son dos frases sencillas gritadas en la televisión, es de bases éticas, filosóficas muy profundas, yace a la esencia del ser humano, a la naturaleza, en como debe organizarse la sociedad, es algo extraordinario y en ese esfuerzo que comenzó con el número 1 de Búsqueda”. 

“Espero que ustedes estén tan convencidos como yo cuando lean el libro que Ramón fue el principal autor liberal de los últimos 100 años largos, que fue el de mayor peso individual para cambiar el clima de ideas y que fue el de mayor reconocimiento internacional. No creo que haya muchos intelectuales a los que (Milton) Friedman los llamara para preguntarle algo, que haya dado conferencias mano a mano con Karl Poper, que haya sido invitado para dar conferencias para definir por ejemplo indice de libertad económica, que haya sido presidente de la Sociedad Mont Pelerin, la principal sociedad internacional que reúne a liberales. Estuve en la última reunión en Oslo y es impresionante la cantidad de gente que recuerda y quiere a Ramón. Lo que más le hubiera gustado a Ramón es que sus ideas sigan siendo difundidas y sigan dando la batalla por la libertad que Uruguay aún necesita y que sea el homenaje que merece mi querido amigo y maestro”.